8 tendencias del Packaging para el 2023
Existen ocho tendencias dentro de la industria del Packaging, todas ligadas al cuidado del medio ambiente. Han ido surgiendo con los años, pero en el 2023 estarán aún más presentes.
En la actualidad las ideas van más rápido que las ejecuciones. Existen muchos conceptos nuevos, pero las formas de ponerlas en práctica son más lentas.
Se viene la revolución Greendustrial. Por primera vez se está teniendo en cuenta el impacto ambiental sobre la actividad industrial. Hay muchos indicadores que lo demuestran. Encuestas publicadas arrojan que las principales preocupaciones de los consumidores están relacionadas con el cambio climático. En 2021 el cambio climático le preocupaba al 31% de los encuestados, ese porcentaje aumentó al 44% en el 2022. En este último año, 22% de los consultados estaban preocupados por la contaminación plástica, la cual está muy relacionada con la industria del packaging.
Como consecuencia del escenario actual se observan ocho tendencias del packaging para el 2023:
1. Regulaciones
Ya se han establecido, pero en el 2023 continuarán con mayor fuerza. Éstas son las que ponen límites a la industria.
En el 2022 en la Unión Europea se prohibieron los envases de un solo uso.
Para el 2025 más del 65% de los envases deberán ser reciclados.
Para el 2030 el 100% de los envases deberán ser reutilizables, reciclables o compostables.
Así existe una línea clara hacia dónde se debe de ir.
Las regulaciones provocarán que no existan artículos plásticos, como bolsas, cubiertos, platos, envases para frutos. Las tapas de las botellas deben estar atadas a las botellas para que se puedan separar de forma adecuada. En la industria hotelera se deberán usar envases reutilizables para jabón, crema, etc.
2. Desperdicio alimentario
Se calcula que se desperdicia un tercio de los alimentos que se producen. La tendencia es eliminar el envoltorio de los productos frescos, como frutas y verduras. No se pondrá fecha de vencimiento. El consumidor es quien decidirá si se puede o no consumir.
Otra opción es la utilización de etiquetas en el producto que van detectando la descomposición de éste. Algunas de estas opciones ya se utilizan en Europa.
Tomar en cuenta el desperdicio de trasporte. Pugnar por consumir lo que se produce en cada área, de tal suerte que no sea necesario trasportar productos de otras zonas o regiones. De esta forma se evita el desperdicio de energía consumida en el transporte.
3. Greenwashing
Los anteriores provocarán una ola de greenwashing. Surgen a partir del interés de que haya más cosas ecológicas y existen muchos recursos como el cambio de color. Éste da la sensación de ser más “ecológico”.
También se verán contradicciones, como el uso de botes de papel pero con popotes de plástico, cuando en realidad se tendría que buscar la forma de que ya no se utilicen estos últimos.
Seguirá existiendo greenwashig por ambigüedad. Por ejemplo, los símbolos de que un envase es reciclado o reciclable; igualmente poner que un producto es “eco-friendly”, usando términos vagos que no aclaran cuál es el beneficio.
De la misma manera se echa mano del discurso del Greenwashig, pero éste no se aplica en la realidad; es decir, se utilizan los mismos productos y sólo se agregan términos para cumplir con las regulaciones. Por ejemplo, tenemos productos de plástico donde sólo se utiliza la palabra “reutilizables” y no agregan ningún valor adicional.
4. Eliminación
La eliminación directa es aquella en la que se quita lo que no aporta nada o está de más. Por ejemplo, los termoencogibles de agrupadores, charolas que sólo sirven para incentivar a comprar más; o las ventanas plásticas en las cajas, el termoencogible de las tapas de mermelada, las etiquetas de las botellas de agua donde ahora se graba la información.
También la eliminación puede consistir en sustituir algo con menor impacto en el ambiente. Por ejemplo, las pastas de dientes en Islandia se venden sin caja. Ésta sólo se utiliza para exhibir el producto, pero el consumidor no se la lleva.
Otro ejemplo: sustituir los anillos de plástico de los “six” de cervezas por puntos de pegamento vinílico que se diluye con el agua. Así quedan agrupadas la latas, pero sin ningún elemento adicional.
5. Reutilización
Es una de las estrategias con mayor beneficio debido a que reduce la extracción de materias primas. Existe una iniciativa en Inglaterra llamada “loop”. En Chile hay otra conocida como “algramo”. En ambas se utilizan envases rellenables para obtener productos, sobre todo los de limpieza. En “algramo” se utilizan envases flexibles. De esta forma se optimiza el beneficio para el ambiente.
Hay otras formas. Por ejemplo, existen desodorantes de Dove donde se reutiliza el envase, o jabón de manos de Nivea en forma sólida. Éste se pone dentro del envase y se agrega agua.
Existen empresas como Refill Lab que ofrecen el servicio de acudir a domicilio para rellenar envases. O establecimientos donde venden a granel los productos.
6. Monomaterialidad
Anteriormente no se pensaba en cuantas capas tienen un empaque, simplemente se diseñaba pensando en su belleza. En la actualidad ya se piensa en lo opuesto: entre menos capas, mejor. La gran novedad es los empaques flexibles, donde la mayor dificultad es la barrera que garantice que el producto no será contaminado por grasa o humedad. Ya hay empaques hechos 100% con polipropileno y 100% con politileno con distintas densidades. Seguramente esto es lo que seguiremos viendo en el 2023. Aunque todavía está pendiente la construcción de una cadena donde se les pueda reciclar.
Otra modalidad de la monomaterialidad: buscar que los dispositivos para verter el contenido en un envase o botella, sean en 100% del mismo material que éstos últimos.
La austeridad en el color también forma parte de la monomaterialidad. Si los materiales tienen un solo color son más fáciles de reciclar.
Otra opción es que cuando no se puede que el empaque sea de un solo material, entonces se busca que sea de fácil separación. Por ejemplo, un chocolate Tony tiene una capa de aluminio que no está adherida al papel. Así es mucho más fácil separar y reciclar. Otro ejemplo son las fundas termoencogibles que son fácilmente removibles.
7. Materiales Biológicos
Esta tendencia viene cada vez más fuerte. Aquí encontramos el papel que necesitan algunos recubrimientos para proveer barreras, como es en el caso de los chocolates. Aún se necesita trabajar en el proceso de reciclar este tipo de materiales para que realmente aporten.
Aquí también entran los bioplásticos que pueden ser biodegradables, pero que no vienen de fuentes renovables como el PBAT y el PCL, los cuales se van a biodegradar en elementos no adecuados para el medio ambiente. También existen los bioplásticos compostables como los PLA, PHA y PBS, pero hasta la fecha las empresas que realizan este proceso no cumplen los tiempos de compostaje.
Existen otros envases hechos con materiales biológicos, como BioPE, que es reciclable, o Bamboo, cuyos empaques a base de celulosa son flexibles, o Mycelium, que son hongos, algas y PHB. Éste último es un plástico hecho a partir de desechos orgánicos. Además, se tiene el reto de cómo crear el ciclo del reciclaje.
En el 2023 surgirán muchos más materiales biológicos como una tendencia fuerte.
8. Desacuerdos
Todas las novedades anteriores generan desacuerdos entre la comunidad científica y ecológica. Se tendrá que decidir si la mezcla de materiales puede sustituir a los plásticos. Hasta ahora la tendencia es más hacia la monomaterialidad. Al final, la respuesta está en el final del ciclo de vida: ¿cómo se puede volver a utilizar?, ¿cómo se va a reciclar?. Si surgen nuevos materiales implica enfrentar nuevos desafíos para reciclarlos.
También hay desacuerdos en los símbolos. Aquellos que son símbolos voluntarios –es decir, los creados de manera voluntaria o por iniciativa de empresas– no están unificados. Cada marca puede hacer su versión, lo que lleva a la confusión. También están los símbolos de certificaciones que al final terminan en negocio.
Al final se deben buscar acuerdos en:
¿Cómo evaluar el grado de sostenibilidad de un envase?
- Hay que revisar el origen de la materia prima del empaque, la cual puede ser biológica, renovable, reciclable, o material que ha sido procesado.
- Evaluar la circularidad del envase. Hay tres formas: reutilización, reciclaje y compostable.
- Es necesario evaluar la huella ambiental que genera toda la actividad de la industria del packaging.
Hay que buscar que los envases cumplan con los tres puntos anteriores para lograr el cuidado del medio ambiente
Fuente: Tendencias del packgaing para 2023, Guillermo Dufranc






